Piensas en como era tu vida hace un año, unos meses, o incluso unos días. A que personas querías y pensabas que siempre tendrías a tu lado, a cuantas personas pensaste que nunca serian nada para ti y se convirtieron en algo imprescindible, cuantas personas que estaban ahí ayudándote hoy si tienes un problema ya no recurrirías a ellas. Cuantas? Un simple numero, insignificativo, pero que hace darte cuenta, de que vivimos rodeados de gente, tenemos pensamientos sobre ellos, quizás depositamos demasiada confianza en ellos, no nos paramos a pensar en que igual esas personas en el día de mañana las odiemos.
Dicen que de el amor al odio hay un paso, cada vez estoy mas convencida de la verdad que esconde esa frase. Como dos palabras tan diferentes, con lo distintas que son las sensaciones que experimentas en el amor y en el odio. Y a veces por una persona puedes llegar a experimentar las dos. La verdad, es triste. Porque piensas, entonces para que lo quise, para que viví esos buenos momentos con el? Si en estos momentos, desearía que no existiera. Pero al final caes en la cuenta de que debes quedarte con los buenos momentos, el rencor no llega a ninguna parte. Pero si alguien nos falla, claro que hay que dejarle atrás, pero con indiferencia, siguiendo con tu vida. Porque todavía queda mucho por recorrer y muchas personas por conocer, y supongo que algunas, aunque sean pocas, te acompañaran en cada uno de tus pasos.
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